Una auténtica historia en la que se relatan las aventuras que viven tres amigos cuando deciden marcharse de su país de origen y comenzar una nueva vida a dos mil kilómetros de allí. Holanda se convierte en un escenario perfecto para demostrar que nunca hay que perder la esperanza, que siempre hay que enfrentarse a la vida con la más amplia de las sonrisas y que las mejores cosas ocurren cuando menos las esperas.

sábado, 6 de octubre de 2012

"Life is beatiful"


06 de Octubre de 2012.

A veces puedes sentirte la persona más triste del mundo, sin embargo otras veces te sientes la más feliz. La más feliz porque si te detienes un segundo a pensar, comprendes que la vida puede llegar a ser tan bella que es imposible de comprender. 



Mary se está secando el pelo con el secador, frente al espejo que cuelga detrás de la puerta. Y yo acabo de ducharme, vestirme y ahora la espero sentado en la cama. Vamos a dar una vuelta en bici, tenemos bici, y Ana está lavando platos. Sí, sí. Habéis leído bien. Las cosas pueden cambiar mucho a lo largo de un solo día. 

Amanece en Eindhoven y llueve, muy poco pero llueve. Volvemos a mirar por nuestros ventanales y a desayunar sobre nuestra moqueta de siempre. Mary tiene que irse también con Marleen y Ana y yo continuaremos buscando piso en el albergue. Después del desayuno, ducharnos y vestirnos Mary se ha ido a la tienda. ¡Seguro que hoy viene con novedades nuevas y divertidas porque Marleen es un show! 

Nuestro viaje diario al Jumbo ha sido normal, aunque esta vez no hemos bebido café porque no había y hemos probado unos pastelitos en forma de bola de chocolate que estaban ¡riquisísimos! Hoy hemos innovado en la comida: hemos aparcado la ensaladilla de un euro en la nevera y hemos decidido comprar un arroz cocido con trozos de jamón de york y verduras. Le hemos añadido nuestra mahonesa particular, la más barata del Jumbo, y estaba muy bueno. ¡Comestible! ¡Qué es muy importante! Creemos que en realidad la mahonesa lo arregla todo. La mahonesa está rica, muy rica, pero os aseguro que la mahonesa de aquí está el doble de buena. ¡María no sabes lo rica que tiene que estar la tortilla de patatas con ésta mahonesa! ¡Ufff! Tortilla de patatas… ¿Cuándo volveremos a probarla? ¡Encima mi madre me dijo el otro día que había hecho tortilla y, por si fuera poco, acompañada con gazpacho! ¡Se nos cae la baba! 

Antes de la comida ha llegado la hora de las buenas noticias: el teléfono móvil de Eindhoven ha comenzado a sonar. ¡Es Rosa! ¡Rosa está llamando! Ana lo ha cogido y una sonrisa se ha dibujado en su cara. Sí, es Rosa. ¡Qué alegría! Ana salta de la emoción. La señora va a hacerle una prueba esta tarde a las seis y si le gusta seguro que le contrata. Le ha dicho, una vez más, que es un trabajo duro. Seguro que se pasa muchas horas lavando platos pero ¡qué más da! ¡Ana ha pasado horas y horas trabajando en una fábrica de fruta este verano! ¡Ya no tiene miedo a nada! 

Y un poco más tarde ha llegado el momento de las emociones, pues gracias al maravilloso invento de las webcams hemos visto a nuestros familiares. Ana a su madre, hermana, cuñado, abuelo y tío. Y yo a mi madre y a mi hermana. Mary aún estaba con Marleen asique ella seguro que les ve mañana o cualquier otro día. ¡Cómo echamos de menos a la gente! Creo que aún no hemos asimilado del todo que estamos aquí y que estamos tan lejos. Ha pasado un poco más de una semana. A veces tienes la sensación de que aún no has hecho nada y otras que llevas aquí meses. Pero, de momento y esperemos que por mucho tiempo, estamos bien. 

Después del subidón de adrenalina y positivismo Ana y yo hemos disfrutado de nuestro arroz con mahonesa. Estaba bueno y no hemos podido terminárnoslo entero, así que hemos guardado lo que ha sobrado para Mary. ¡Aunque ella dice que come mucho y bien con Marleen! ¡Marleen la mima! Marleen mola. 

Ana ha comenzado a ducharse, a vestirse con ropa cómoda, a quitarse el esmalte de uñas y a hacer todas esas cosas que las chicas hacen antes de una prueba de trabajo. Ana está un poco nerviosa pero estoy seguro de que todo va a salir bien. Muy bien. 

Mientras tanto Mary, ajena a todo lo que estamos viviendo en la habitación del albergue, disfruta de sus anécdotas con Marleen. Están restaurando una casa, pintan paredes y hablan en espanglish. Parece que han hecho buenas migas. Después Marleen la ha llevado a las afueras de la ciudad, donde tiene el estudio y su casa. Resulta que tiene una casa-estudio o un estudio-casa. Llámalo como quieras. La diseñadora vive con su novio, Derek, y con su perro labrador Shim. Mary se ha enamorado del estudio y de todas las maquinarias que tienen en él. Marleen, Derek y Mary han comido en el estudio-casa de la diseñadora. Mary le ha prometido a la pareja que el fin de semana que viene les hará tortilla de patatas y gazpacho. ¡Nosotros también queremos! ¡A ver si el lunes, que es cuando tenemos otra cita, nos gusta el piso y por fin tenemos cocina! 

Ana se ha marchado a su cita con la señora Rosa. Todo va a ir bien. Estoy seguro. Yo me he quedado en la habitación del albergue, he seguido buscando piso y no me ha dado mucho tiempo a más porque de repente Mary ha llegado a la habitación corriendo como una loca. 

-¡Tengo una sorpresa muy grande para vosotros!.-ha dicho con una sonrisa de oreja a oreja. Se ha detenido al ver que faltaba Ana. -¿Y mi hermana? 

-¡Está fregando platos!.-le he contestado con otra sonrisa en la cara. –La ha llamado la señora Rosa. 

Mary ha saltado de la alegría y se ha abrazado a mí. Parece que las cosas comienzan a coger un buen rumbo. ¡La sorpresa! ¡Mary ha dicho que tiene una sorpresa! 

-¡Mira lo que tengo!.-ha dicho Mary sacando una llave de su bolsillo del pantalón. 

-¡Un coche!.-he pensado al ver las llaves. 

-¡Marleen me ha dejado su bicicleta para todo el fin de semana! ¡La tengo ahí abajo! 

¡Qué guay! Tenemos una bicicleta en Eindhoven. ¡Tenemos la vida en Eindhoven! Mary me ha apresurado para que me vistiera y hemos abandonado la habitación lo antes posible. Le he contado todo lo sucedido a lo largo del día y ella me ha contado todo lo que ha hecho con Marleen. Hemos bajado a la calle y allí estaba, aparcada, en esos aparcamientos especiales para bicicletas. Mary ha sacado la llave con la que desbloqueas la rueda trasera y nos hemos montado en ella. ¡Tenemos un problema! Una cesta impide que Mary se siente en la bici, una cesta atada con bridas. Así que Mary le ha puesto solución y ha dicho que no pasa nada por quitar la cesta. Ahora tenemos la cesta de la bici de Marleen durmiendo debajo de la cama de la habitación. 

Mary y yo hemos paseado en bicicleta por Eindhoven. ¡Es una sensación increíble! Vas circulando por un carril exclusivo para bicis, notando el frío de la noche en la cara, con tu amiga en el porta-paquetes y respetando semáforos que dibujan bicicletas de colores. Hemos recorrido el centro de Eindhoven, circulado entre los peatones, entre la gente sentada en las terrazas de los bares y pisando los adoquines de las calles de esta maravillosa ciudad. ¡Nos hemos chocado con otra bici que conducía por el centro de la ciudad! Sí, sí. Y no hemos tenido la culpa. ¡Que conste! Íbamos por una calle de pubs y discotecas y, de repente, ha aparecido la chica en bici de entre un grupo de personas. Se ha lanzado a nuestra rueda. ¡Sin frenar ni nada! Y yo he dicho “Oh, oh”. Mary, ajena a la situación porque no veía con mi espalda, se ha tirado de la bici y se ha encontrado con el pastel: una rueda de una bici estrellada contra la rueda delantera de nuestra bici. Mary se ha reído a carcajada suelta en medio de la calle y, encima, la han acompañado en las risas un grupo de chicos que disfrutaban de una cerveza en un bar. La chica de la bici se ha ido un poco espantada. ¡No ha dicho ni “sorry”! 

Después de nuestro maravilloso paseo en bici por Eindhoven hemos regresado al albergue. Y ahora, sentados en las camas de la habitación, esperamos a Ana ansiosos de que nos cuente qué tal le ha ido la experiencia. ¡Que venga con una sonrisa de oreja a oreja! Queremos que nos cuente, que nos ilusione y que nos diga que todo va a ir bien. Queremos contarle lo bien que le ha ido a Mary con Marleen, que tenemos bici y que es maravilloso pasear con ella por las calles de la ciudad. ¡Queremos explicarle por qué hay ahora una cesta bajo una de las camas! Nos hemos prometido que cuando tengamos piso y trabajo saldremos a pasear en bici todas las noches. 



El chico cogió la bicicleta que mantenían aparcada al final de la calle. Se sentó en el sillín y puso sus manos sobre los puños del manillar. Una de las chicas se unió, montándose sobre el porta-paquetes, agarrándose a la espalda de su amigo. La otra chica puso un pie en la rueda delantera, se impulsó y subió sobre la cesta que estaba sujeta al manillar. Los tres quedaban ahora montados en la bicicleta. Sin ser conscientes de ello comenzarían lo que se convertiría en el viaje de sus vidas. 

El chico comenzó a pedalear y las ruedas de la bicicleta comenzaron a circular por los adoquines de las calles de la ciudad. El frío de la noche les acariciaba en las caras, les sonrojaba los rostros y les llenaba de vida. Se sentían libres, libres y felices. Aquella noche marcaría el principio de una nueva etapa. 

Y en las frías calles de la ciudad continuaron pedaleando, siendo testigos de las carcajadas que se fusionaban con el choque de las ruedas contra los adoquines. Siendo testigos de esta vida que les sorprendía en cada calle que cruzaban. Siendo testigos de un viaje que les llevaría por las cosas más bellas de la vida. 

A veces puedes sentirte la persona más triste del mundo, sin embargo otras veces te sientes la más feliz. La más feliz porque si te detienes un segundo a pensar, comprendes que la vida puede llegar a ser tan bella que es imposible de comprender. 



Estamos bien, estamos aquí, estamos en Eindhoven.


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