Una auténtica historia en la que se relatan las aventuras que viven tres amigos cuando deciden marcharse de su país de origen y comenzar una nueva vida a dos mil kilómetros de allí. Holanda se convierte en un escenario perfecto para demostrar que nunca hay que perder la esperanza, que siempre hay que enfrentarse a la vida con la más amplia de las sonrisas y que las mejores cosas ocurren cuando menos las esperas.

jueves, 22 de noviembre de 2012

"The spell of the black bird"

17 de Noviembre de 2012.

Después de que la malvada bruja consiguiera que la Bella Durmiente quedara profundamente dormida, tras haber sido pinchada con el filo de una rueca situada en lo más alto de la más alta torre del castillo, después de que el apuesto Príncipe Azul consiguiera atravesar la maleza que rodeaba el castillo y después de que besara a la bella mujer en los labios dormidos, la bruja no se dio por vencida. Más tarde la malvada mujer no pudo frente al poderoso amor que la Bella y el Príncipe Azul derrochaban en todo el reino y, muy a su pesar, para no ser perseguida por todos los aldeanos de los pueblos tuvo que esconderse entre las profundidades del bosque. 

Maléfica, que así conocían todos a la malvada que durmió a la bella mujer, hizo suyo el bosque y, acompañada por sus fieles cuervos negros, ideó otro maléfico plan para volver a poseer el reino que tanto deseaba. La poderosa mujer descubrió que lo mejor para invadir de nuevo la ciudad era aparecer en ella sin que nadie descubriera su presencia. En aquel momento supo que tendría que transformar su cuerpo en un cuervo color negro, negro puro, y que junto a su bandada de pájaros invadiría los cielos del reino, atacando desde las alturas. 

Maléfica estudió cada detalle de los pájaros que la rodeaban continuamente, los únicos que le seguían siendo fieles durante tantos años. Los cuervos revoloteaban en círculos alrededor de la cabaña que la malvada bruja había conseguido adueñarse, mientras que ella cocinaba el hechizo perfecto y así poder convertirse en un ave tan rápido y frío como sus compañeros. Al verter la última gota de aquel líquido verde en el interior de la cazuela donde cocinaba aquella poción un humo negro invadió toda la cabaña. Ella, con más ganas de venganza que nunca, dio un sorbo de aquel oscuro líquido, provocando que cayera dormida al suelo. Minutos más tarde, cuando la humareda negra desapareció, bajo el vestido de la malvada bruja comenzó a moverse algo. Un cuervo, más frío y oscuro que la noche, consiguió abandonar el interior del vestido y desplegó sus alas en el suelo. 

El cielo del bosque se vio bañado por una nube negra de aves. A lo lejos, en el horizonte, se divisaban las fronteras del reino. Los cuervos negros, capitaneados por el más oscuro de todos, volaban en aquella dirección. La Bella Durmiente y el Príncipe Azul reinaban felizmente en aquella ciudad que respiraba tanta paz, mientras que la nube negra se acercaba rápidamente hacia ellos. 



Ana recibe una llamada y le dicen que hoy tiene que entrar a trabajar a las cinco de la tarde, en vez de a las seis. Mary tiene que ir solamente un rato a las doce a llevarle unas cosas a Marleen y después le pide que abra la tienda de cinco a seis. Yo entro en el restaurante a las seis, así que a las cinco y media tengo que salir de casa. 

Estamos los tres en casa a la hora de hacer la comida. Normalmente comemos mejor cuando estamos los tres juntos, ya que aprovechamos las mejores cosas que hay en nuestra nevera y las fusionamos intentando hacer el mejor de los platos. Ponemos a descongelar un pescado que compramos hace días en la tienda turca y esperamos hasta que esté listo para echarlo a la sartén. ¡Y qué pena! No tendríamos que haber puesto el pescado a descongelar porque un rato después Aylim, la chica con la que trabajo en el restaurante, nos manda un mensaje para invitarnos a su casa a comer. ¡A comer lentejas! Ha preparado lentejas y sabe que no las hemos comido desde que estamos aquí. ¡Desgraciadamente tenemos que decirle que no podemos ir! ¡Que no podemos ir! Las lentejas nos estaban esperando. Además de que el pescado se esté descongelando, son las cuatro de la tarde y Ana y Mary hoy trabajan a las cinco. Tampoco nos hubiera dado tiempo. Qué pena. 

Así que nos hacemos nuestro pescadito frito con rodajas de tomate natural y quedamos más panchos que anchos. Después de comer Ana y Mary tienen que irse, cada una a su trabajo. Mary tan solo para una hora y Ana para unas cuantas más. así que un poco antes de las cinco me quedo solo en casa, me ducho, me visto y espero a que lleguen las cinco y media para irme en bici hasta el restaurante. 

Las cinco y media. Hoy ya no nos veremos hasta la noche. Hoy me dan buenas noticias en el restaurante, ya que la semana que viene trabajo todos los días menos el lunes y el viernes. Me gusta librar esos días. Es como trabajar tres días, descansar, trabajar dos días y descansar. Me gustan los descansos partidos. 

Cuando terminamos Aylim me dice que quiere ir a ver el GLOW con su novio, así que llamo por teléfono a Mary y le digo que quedamos en cinco minutos en el centro. Y en cinco minutos ya estamos los cuatro juntos. Mary, Aylim, su novio y yo nos vamos de nuevo a ver el recorrido de luces. Esta vez, para hacerlo más rápido y detenernos solamente en las mejores cosas, nos vamos cada uno en nuestra bicicleta. 

Mary y yo como ya lo conocemos los llevamos a los mejores sitios. Disfrutamos de nuevo de los efectos de las luces y de las maravillosas proyecciones y después nos vamos a tomar algo a la calle de los bares y los pubs. Los cuatro vamos a un bar al que solemos ir cada vez que salimos y nos pedimos una cerveza. ¡En ese bar hay más de ciento cincuenta tipos de cerveza! Es una locura y es muy conocido por eso. Esperamos sentados en la puerta del bar hasta que llegan dos amigos españoles más y Ana del trabajo, junto al resto de sus compañeros. Un buen grupo de españoles. 

La noche está gris y las nubes cubren nuestras cabezas, regalándonos un montón de lluvia que no cesa. Valientes y arriesgando nuestras ropas secas nos vamos en busca de nuestras bicis, que están aparcadas todas juntas, y nos vamos a casa. ¡Los colchones en el suelo nos están llamando! ¿No los escucháis? 



La nube negra formada por cientos de cuervos avanzaba hasta la ciudad, que cada vez podía verse con más detalle. Desde el interior del castillo, la Bella y el Príncipe, pasaban el día sin sospechar aquello que se les acercaba rápidamente. 

Bella estaba en una de las habitaciones del inmenso castillo cuando, de repente, escuchó un golpe en uno de los cristales de los enormes ventanales. Una cortina de una delicada tela cubría los ventanales, por lo tanto tuvo que descorrerla para descubrir de dónde provenía aquel golpe. Bella agarró la cortina con una de sus manos y la apartó del cristal, asomándose tras ella lentamente. Un cuervo negro movía sus alas, sin moverse del sitio, al otro lado del cristal. Bella dejó escapar un frágil chillido. Simplemente es un cuervo, se dijo así misma, pero la imagen de Maléfica hechizándola meses atrás le vino a los recuerdos. Aquella malvada mujer había conseguido hacerle mucho daño y los cuervos siempre habían sido sus amigos. Bella, desde aquellos momentos, quedaba aterrada cada vez que veía un pájaro de ese tipo. La joven muchacha, sin pensarlo dos veces, dejó la cortina de nuevo en su sitio y no quiso mirar más al espantoso pájaro que revoloteaba tras el cristal. 

Minutos más tarde un nuevo golpe, más fuerte que el anterior, invadió la habitación. La joven muchacha dejó escapar de nuevo un chillido, más fuerte que el primero, consiguiendo que el Príncipe apareciera en la sala preguntando qué es lo que ocurría allí dentro. Los golpes en el cristal esta vez no cesaron. Cada vez eran más continuos y más molestos. Y continuaron por todas las ventanas de la habitación. El Príncipe descorrió las cortinas, una por una, dejando a la vista de Bella un centenar de cuervos negros que apuñalaban los cristales a picotazos. La habitación quedó teñida de una oscuridad más intensa que la de la noche. Los pájaros revoloteaban, ferozmente, mientras continuaban lanzando picotazos a los cristales. Maléfica, convertida en el cuervo más negro de todos, reía a carcajadas desde el interior de la multitud de aves al ver la cara de horror que se creaba en la perfecta Bella Durmiente y en el apuesto Príncipe Azul. En uno de los cristales de las ventanas nació una pequeña grieta. El castillo estaba bañado en cuervos, la ciudad se había teñido de negro. 

El reino quedó invadido y destruido. Nunca nadie supo nada más de la Bella Durmiente ni de su amante. La ciudad quedó en ruinas, invadida por una multitud de cuervos que crecía con el paso de los años. Cientos de años después la ciudad se había convertido en un pacífico lugar donde la gente paseaba en bicicleta por las calles y donde los cuervos vivían en los fríos tejados. 



Estamos bien, estamos aquí, estamos en Eindhoven.

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